Sumido en una gran depresión, Don Eusebio Pedernales, quedo viudo a los 62 años de edad. Desde hacía meses no se alimentaba bien, ni cuidaba lo más básico de su higiene, pasaba varios días sin bañarse, casi siempre acostado con la mirada perdida en lo blanco del cielo raso.
Don Eusebio había sido un hombre alegre, amiguero y tomador. Con frecuencia solía tener aventuras que le costaron varios pleitos con su difunta esposa, ahora esos recuerdos le espueleaban la conciencia sin compasión, llenando de culpas sus infernales noches.
Años atrás, Don Eusebio se percató de la presencia de unas lesiones parecidas a blancas espinitas que coronaban su miembro viril, en un principio pensó en un sucio o grasa, pero al tratar de limpiar, las mismas no salían. Pensando en algo malo, Don Eusebio, muy preocupado fue a visitar un urólogo.
El Dr. Manrique lo examino y tomo muestra de aquellas lesiones, llegando al claro diagnóstico de infección por el virus del papiloma humano, mejor conocido como VPH, y al hacer la tipificación encontraron que pertenecía a los llamados “de alto grado”, es decir, con gran potencial para producir cáncer.
A Don Eusebio lo trataron con un ácido, aplicado sobre las lesiones de su miembro, lo que resulto muy incómodo y doloroso, pero con la satisfacción de que todas fueron eliminadas. En unos días, el muy bandido con pícara sonrisa, pensó “ahora está bien limpiecito”
El Dr. Manrique le recomendó que debía comunicarlo a su esposa para ser evaluada por el ginecólogo a la brevedad posible, pero Don Eusebio evitando un nuevo conflicto conyugal lo guardo en secreto.
Años después su Amada esposa comenzó con las primeras molestias de lo que resultó ser un tumor avanzado del cuello uterino que en pocos meses mino su salud y acabo con su vida. ¡Cómo se arrepentía Don Eusebio de aquella traición!
El Virus del papiloma humano, es la infección de transmisión sexual más frecuente que existe, se transmite generalmente a través del contacto con la piel o mucosas de personas contaminadas.
Pueden pasar unas semanas, unos meses o incluso varios años, desde el momento de la infección hasta la aparición de las lesiones, que se manifiestan de diferentes formas, entre estas, verrugas o pequeñas espinas en piel o mucosa, algunas veces alcanzando mayor tamaño dando aspecto de coliflor.
El VPH no produce síntomas como dolor, inflamación, ulceras ni secreciones. Existen más de cien tipos diferentes de virus y solo unos cuantos de ellos son verdaderamente agresivos con gran capacidad para generar cambios en las células que lo llevan a desencadenar cáncer en la zona afectada, siendo más frecuente el del cuello uterino. Previa a la aparición del cáncer, existen una serie de alteraciones en las células de la zona infectada que pueden ser detectadas en los exámenes de rutina, como la citología del cuello uterino o Papanicolaou, brindando la posibilidad de un tratamiento preventivo y oportuno.
En los hombres se asocia con el cáncer de pene, especialmente cuando existe una pobre higiene o hay dificultades para la retracción del prepucio. También es capaz de afectar el ano o la cavidad oral, así como al conducto que lleva la orina desde la vejiga hacia el exterior, conocido con el nombre de uretra.
En toda persona que se sospeche la presencia del VPH se debe practicar los exámenes pertinentes para determinar el serotipo y conocer su capacidad de generar cáncer, así como ubicar todas las lesiones presentes y eliminarlas.
Fuente: Caraota Digital