Los espermatozoides se producen en los testículos a partir de unas células llamadas germinales las cuales por efecto de las hormonas comienzan a madurar y transformarse, pasando por varias etapas.
Este proceso ocurre en unas finas estructuras tubulares, denominadas tubos seminíferos. Una vez formado el espermatozoide pasa al epidídimo, órgano ubicado sobre el testículo, donde van a completar su proceso de maduración, adquieren la capacidad de moverse y son almacenados hasta el momento del acto sexual, cuando son propulsados a través del largo conducto deferente, el cual nace en la cola del epidídimo, asciende por la bolsa escrotal y luego de un recorrido desemboca en la llamada uretra posterior, donde se combina con el resto de los componentes del semen procedentes de las vesículas seminales y la próstata.
El semen es el producto de la secreción de tres glándulas distintas: la próstata que aporta el 20 %, las vesículas seminales el 70 % y los testículos solo el 10 %. Durante el acto sexual se van a combinar los tres fluidos para luego ser eyaculados durante el orgasmo.
La azoospermia obstructiva ocurre cuando está bloqueado en algún segmento el paso de los espermatozoides, sus causas son variadas, entre ellas podemos mencionar la ausencia congénita del conducto deferente o del epidídimo, cicatrices producto de procesos infecciosos de las vías espermáticas, lesión del deferente durante cirugías como la cura de varicocele o hernias inguinales, pacientes que han sido sometidos a esterilización quirúrgica llamada vasectomía, entre muchas otras.
La azoospermia secretora es cuando no se producen los espermatozoides, esto puede ocurrir por la ausencia congénita de las células germinales, lo cual se denomina síndrome de solo células de sertoli, bloqueo en la maduración de los espermatozoides, no completando sus etapas de formación, a lo que se le da el nombre de arresto en la maduración espermática.
Existen diferentes procesos patológicos que pueden detener en forma temporal o definitiva la producción de espermatozoides como la afectación de los testículos por el virus de la parotiditis a lo que se denomina orquitis urliana, efecto de tratamientos como la quimioterapia, radioterapia, administración de testosterona a altas dosis, entre muchas otras.
También puede afectar la producción de espermatozoides la presencia de varices en las venas que drenan el testículo conocida con el nombre de varicocele, daños del testículo por descenso tardío hasta la bolsa escrotal lo que se conoce con el nombre de criptorquidia.
Agentes ambientales nocivos, entre ellos, permanecer en lugares con altas temperaturas, cocinas, hornos de fundición, baños de vapor o saunas, lugares contaminados con humo o vapores volátiles, radiaciones, entre otros.
Algunas veces la azoospermia se debe a déficit en la producción del eje hormonal relacionado con la reproducción, donde hay hormonas generadas desde el sistema nervioso central que estimulan a los testículos, lo cual puede ocurrir por distintas razones.
Hay algunos indicios clínicos y de laboratorio que nos orienta a diagnosticar cuál tipo de azoospermia, pero lo más directo es practicar una biopsia testicular donde se analiza el tejido y se determina si existen o no producción de espermatozoides y las posibles causas que originan el problema.
Una vez establecido el diagnóstico sabremos si el cuadro puede ser reversible o no a través de tratamientos médicos o quirúrgicos. También de acuerdo al caso establecer la viabilidad del uso de terapias de reproducción asistida, logrando el deseado embarazo y la maravillosa experiencia de ser padre.
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Fuente: Caraota Digital